viernes, 7 de marzo de 2008

Paenza opina sobre la enseñanza de la matemática

Más allá de mi opinión acerca de la metodología para enseñar matemática y de los temas elegidos, hay un hecho contundente: haga una prueba con los jóvenes del colegio secundario, por ejemplo. Si tienen que rendir más de dos materias en diciembre o en marzo, seguro que ‘una’ es matemática. ¿Por qué? ¿Qué es lo que sucede para que los chicos tengan tantos problemas?, ¿qué distingue a la matemática de las otras materias? El problema mayor reside en que nosotros, los docentes, damos respuestas a preguntas que los estudiantes no se hicieron. Es muy aburrido tener que escuchar a alguien que nos de soluciones a problemas que nosotros no tenemos. Peor aún: no queda claro, siquiera, a quién pueden serle útiles tales respuestas. La tarea de un docente debería estar fuertemente cuestionada si sólo sirve para dar respuestas. Es más: creo que la tarea de un buen docente es generar preguntas. Una vez que el alumno entendió que ‘tiene un problema’, que hay algo que puede ser de su interés... si uno ha logrado pulsar la cuerda adecuada, entonces, buscar la respuesta es algo que surgirá naturalmente en la persona que tenga la dificultad: buscará la solución solo, la pensará solo o con otro grupo de jóvenes, la leerá en un libro, la consultará con un profesor, con un padre o con un amigo. No importa. El hecho esencial ya quedó instalado: hay algo para resolver, hay alguna curiosidad para saciar. Desde ese lugar es que creo que la matemática ocupa un lugar en la vida de las personas, que está totalmente alejada de los problemas que podría ayudar a resolver.

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